El estudio de la creatividad fue atravesando diferentes intereses. Inicialmente, se la relacionó con temas religiosos y se estudiaron los casos excepcionales, los genios.
Esta idea antigua se enlaza con lo que Elías rechaza, esa imagen del homo clausus, el hombre independiente de la sociedad.
Es posible analizar las tensiones que surgen entre la independencia y la dependencia, como expresa Elías (1990) las diferencias entre esta independencia y dependencia humanas son el núcleo de aquello a que nos referimos al hablar de relaciones de poder de las personas de una sociedad. Tal como puede observarse en la figura 1 existen diferentes tradiciones acerca del conocimiento humano
Figura 1. Tradiciones conocimiento humano. Fuente Manzo (2012) Elaboración propia (2017)
Es posible que la creatividad pueda potenciarse a través de un contexto educativo y social que la fomente. Porque el individuo es el resultado de la influencia del contexto y a su vez, en una relación dialéctica, el contexto es resultado de lo que el individuo hace.
Esta competencia, no implica una cuestión mística, sino aprendizaje. Como sostiene Guilford (1967, p. 13): “la creatividad es la llave de la educación, en todo el sentido y la solución a la mayoría de los problemas más serios”; o bien según lo afirman Yoruk y Runco (2014, p. 1): “la creatividad está siendo discutida en educación y negocios, así como en psicología académica”.
El interés por el estudio de la creatividad surge en 1950, luego de que Guilford asumiera como presidente de la American Psychological Association (APA). Se abordará el constructo restringiendo el ámbito a lo que se ha denominado la “pequeña c” en creatividad, es decir, los casos de uso de esta habilidad en las situaciones cotidianas (Richards, 2010). Inclinarse por esta valoración lleva implícito considerar la creatividad, no como caso excepcional, sino como oportunidad de manifestarla a diario en el espacio social. Tal como sostiene Dubet (2015) las viejas teorías racistas han cambiado de argumento: se han sustituido las desigualdades biológicas por diferencias culturales juzgadas irreductibles. Esta idea se entrelaza con una concepción de la creatividad como capacidad que es posible desarrollar para poder subsanar principalmente las brechas económicas.
El desempeño creativo mediaría entre resultados similares y resultados diferentes. La interculturalidad, presente en la sociedad, podría valorarse como una invitación a nuevas oportunidades de intercambio. Una concepción sobre lo diferente, surgiría tal como sostiene Dubet (2015) los individuos no buscan las desigualdades sociales, pero sus elecciones las engendran.
Lo que se puede apreciar de la creatividad como cualidad humana no se relaciona con su nivel de desarrollo, sino se refiere a su alcance personal y su utilización social, como menciona Herrán (2008). Es interesante también mencionar el desarrollo de los paradigmas en los que se basó el constructo creatividad, presentado por Glaveanu (2010) en la figura 2. Aquí entonces podemos observar la posible relación entre creatividad y el espacio social.
Figura 3. Tres paradigmas: (El, Yo y Nosotros) sobre creatividad. Fuente Glaveanu (2010) Elaboración propia (2017)
El conocer otras concepciones, contribuiría a mejorar el desempeño creativo. Si una persona decide desarrollar su competencia creativa en cualquier ámbito, con o sin fines de lucro, esa persona buscará desafiar los límites existentes. No se conformará, y recurriendo a la metáfora de Elias, en lugar de aceptar humildemente la etiqueta de forastero, buscará trascender esa y otras etiquetas. Porque la participación de los individuos en diferentes entramados sociales, será una elección permanente.
Las funciones de la educación superior implican la consideración de diferentes aristas. Este nivel educativo debería generar nuevos conocimientos, a través de la investigación, además de preparar a los profesionales que la sociedad necesita, ofrecer espacios para la reflexión y el debate de los problemas humanos urgentes y ejercer su crítica a través de su cuerpo docente.
El sistema universitario tendría entre sus finalidades la promoción de ideas y pensamientos creativos, como refieren Elisondo et al (2009).
Pasar de educar elites a llegar a las grandes masas. Implicó un gran desafío para las universidades. Como sostiene Dubet (2015) la antigua estructuración de las desigualdades en clases sociales organizaba un mundo muy desigualitario, la educación superior surge como una herramienta que posibilitaría la movilidad social.
Doctoranda Lic. Sonia Grotz